Quienes realizamos habitualmente traducciones juradas tenemos que explicar a quienes nos encargan el trabajo que es posible que el documento que nos entregan no les sirva para nada al no tener la Apostilla de La Haya. ¿Qué es eso? Es la pregunta que, inmediatamente nos hacen.

Se trata de un sello colocado por las autoridades del país de origen del documento que nos entregan para traducir. Suele añadirse como una página adicional del documento en cuestión y garantiza la autenticidad del documento de acuerdo a las leyes internacionales. Suele utilizarse en certificados de matrimonio, títulos académicos y profesionales, certificaciones de registros de la propiedad o para escritos redactados por notarios del país de origen. Gracias a este sello, el contenido del documento debe ser reconocido en cualquiera de los países firmantes del Convenio de La Haya y no se necesitan más trámites.

Sin embargo, el hecho de que un documento cuente con la correspondiente Apostilla de La Haya no quiere decir que no se necesiten traducciones juradas. Pongamos un ejemplo. Nuestro cliente quiere presentar en el juzgado una escritura de compra-venta emitido por un notario de su país de origen, por ejemplo Corea del Sur. La escritura tiene la correspondiente Apostilla, lo que certifica la validez del documento, pero como está escrito en coreano, el juzgado probablemente solicitará una traducción jurada de la escritura para saber qué es lo que dice.

En Traducciones Marchori estamos acostumbrados a traducir todo tipo de documentos, por eso, cuando detectamos que uno de ellos debiera contar con su Apostilla, se lo comunicamos al cliente antes de realizar nuestro trabajo para que, cuanto antes, haga los trámites necesarios para obtenerla en su país de origen.