Quienes
realizamos habitualmente traducciones
juradas tenemos que explicar a quienes nos encargan el trabajo que es
posible que el documento que nos entregan no les sirva para nada al no tener la
Apostilla de La Haya. ¿Qué es eso? Es la pregunta que, inmediatamente
nos hacen.
Se trata de un sello colocado por las autoridades del país de origen del
documento que nos entregan para traducir. Suele añadirse como una página
adicional del documento en cuestión y garantiza la autenticidad del documento
de acuerdo a las leyes internacionales. Suele utilizarse en certificados de
matrimonio, títulos académicos y profesionales, certificaciones de registros de
la propiedad o para escritos redactados por notarios del país de origen. Gracias
a este sello, el contenido del documento debe ser reconocido en cualquiera de
los países firmantes del Convenio de La Haya y no se necesitan más trámites.
Sin embargo, el hecho de que un documento cuente con la correspondiente
Apostilla de La Haya no quiere decir que no se necesiten traducciones juradas. Pongamos un ejemplo. Nuestro cliente quiere
presentar en el juzgado una escritura de compra-venta emitido por un notario de
su país de origen, por ejemplo Corea del Sur. La escritura tiene la
correspondiente Apostilla, lo que certifica la validez del documento, pero como
está escrito en coreano, el juzgado probablemente solicitará una traducción
jurada de la escritura para saber qué es lo que dice.
En Traducciones Marchori estamos
acostumbrados a traducir todo tipo de documentos, por eso, cuando detectamos
que uno de ellos debiera contar con su Apostilla, se lo comunicamos al cliente
antes de realizar nuestro trabajo para que, cuanto antes, haga los trámites
necesarios para obtenerla en su país de origen.
La apostilla de La Haya, o la legalización internacional de documentos
29/04/201529 de Abril de 2015
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